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La supervivencia, estrategia de nuestro cerebro inconciente.

noviembre 15, 2016

Siempre me ha llamado la atención como pensamos con la lógica de la mente conciente y terminamos haciendo lo contrario u otra cosa totalmente distinta….o quedamos en parálisis en la misma inercia en la que venimos en la vida.

Llevo años observando este fenómeno en mis pacientes, familiares, amigos y especialmente en mi.

Tenemos una parte insconsciente que maneja nuestra vida sin darnos cuenta, desde niños aprendemos a manejarnos y sobrevivir en entornos disarmónicos y sumamente conflictivos y este entrenamiento hace que en el transcurso de la vida en situaciones de peligro o amenaza de nuestro territorio o seguridad actuemos de la misma manera como aprendimos a sobrevivir de niños.

Les pongo un ejemplo:

Tuve una paciente que vivía en permanente conflicto con su marido, el la maltrataba cada vez que podía y ella sabía que se debía separar y no lo hacía. Comenzamos a hacer terapia y nos fuimos a momentos de su niñez a los 3 años de edad donde ella veía a sus padres peliar fuertemente, su padre golpeaba y gritaba a su madre y su madre lloraba y gritaba sin parar sin hacer nada…..luego su papá iba a su cuarto y la consentía para dormir. Se dió cuenta de que su esposo la tocaba exactamente como su papá lo hacía y este contacto la hacía conectarse con la seguridad de que su padre nunca la dejaría a pesar de las peleas con su mamá. La niña se aferró a esos momentos para mantenerse segura y viva y esto mismo hizo con su esposo sin darse cuenta. Al darse cuenta de esto comenzamos a neutralizar este sentimiento en ella y logró separarse de su marido en paz, segura de si misma y soltando interiormente el tema de sus papás.

El cerebro inconsciente o reptil como se apoda en las neurociencias es un cerebro que sobrevive con 3 cosas fundamentales:

1. Tener comida suficiente que quepa en la palma de la mano para el día a día.

2. Tener lugar seco para dormir.

3. Tener a quien o qué acariciar.

Cuando estas 3 cosas son amenazadas entra en alerta de supervivencia y comienza a generar todas las estrategias posibles para recuperar lo que está en peligro.

En este proceso surgen muchas enfermedades funcionales y luego orgánicas.

Un maestro me decía, tener el sartén por el mango es conocer como funciona tu cerebro reptil! El que lo conoce es libre.

Conscientemente pensamos que el maltrato, el dolor, la rabia, el sufrimiento son suficientes para tomar la decisión de separarnos o acabar con una situación. Mas allá de eso está nuestro cerebro reptil atento a mantener lo que lo hace sentir seguro que aprendió de niño sin importar el dolor que sienta.

También sabemos que el cerebro reptil busca permanentemente placer y recompensa, toma la mejor tajada para su supervivencia. Creemos que pensamos y hacemos lo que pensamos pero más allá de eso está nuestro inconsciente manejando nuestra vida para su supervivencia.

Tuve otra paciente muy exitosa y hermosa con una depresión larvada de muchos años. Ella me decía que se hizo médica para ayudar a las personas y a su familia. Hija mayor de 4 hermanos y un papá proveedor y madre sumisa, ama de casa.

Creció en un ambiente de mucho conflicto entre sus padres y aprendió a sobrevivir imaginando en cómo salvar a sus padres de su caos de vida, terminaba por encerrarse en su cuarto y comenzaba a pintar, escribir y soñar como sería su vida cuando se fuera de su casa. Siempre soñando con escapar de ese caos pero sintiendo que si escapaba no sobreviviría a la soledad y tristeza de no poderlos ayudar.

Ese cerebro aprendió desde los 2 años a tener relaciones supremamente conflictivas y quedarse paralizada por miedo a dejar a esa persona sin poderla ayudar y quedarse sola. Ahora a sus 45 años se da cuenta de esta dinámica en la terapia. Comenzamos a neutralizar estas vivencias hasta que su ser perdió el miedo a retirarse, logró conseguir pareja y alejarse de todas las relaciones en las que estaba atrapada y en inercia. Su cuerpo comenzó a sanarse y esa niña de 2 años que vivía en miedo dentro de ella logró sentir la paz y aprendió a sobrevivir en la libertad.

Para terminar los invito a esta reflexión:

¿Cuantas cosas en nuestra vida están atrapadas en las falsas seguridades que aprendimos de niños y nos están generando sufrimiento y enfermedad?

¿Estamos dispuestos a conocer amorosamente a nuestro inconciente?

¿Realmente queremos liberar a nuestro niño interior y enseñarle que de otra forma se puede sobrevivir?

Esto es un salto al vacío, da miedo pero cuando lo damos nos damos cuenta de que solo necesitas darte mucho amor y paciencia para ser libres.

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