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Cuando lo que juzgo está dentro de mi?

marzo 7, 2017

Recuerdo la decepción que sentí cuando escuché por primera vez: » Todo lo que juzgas está dentro de ti», mi cerebro entró en corto circuito al pensar la cantidad de cosas que juzgaba y que eso tuviera que ver conmigo!

Me dediqué a entender como funciona nuestro cerebro desde mi propia observación de todo lo que juzgaba, cosa por cosa, día tras día y comencé a entender varias cosas:

El cerebro está lleno de información, agradable y desagradable, memorias de miles de cosas que hemos vivido interpretadas como buenas o como malas, llenándose de creencias y contrastes que se vuelven los filtros o las gafas con las que vemos el mundo que nos rodea.

En la medida que tenemos mas malos y mas buenos en el cerebro, más cosas buenas y malas veremos afuera y más lejanas las unas de las otras, a esto se le llama contraste. El mundo que se dibuja afuera tiene el colorido y los matices que tenemos dentro.

Hablamos de juicio cuando señalamos algo como bueno o como malo y lo calificamos fuertemente dentro de nosotros, cargándolo durante el tiempo. Por ejemplo: esa persona es muy hermosa, o es muy inteligente, me encantaría ser como ella y cada vez que la veo pienso lo mismo. Esa belleza o inteligencia están dentro de mí o esa persona es mala porque lastima a los animales, la deberían de castigar, es que no soporto a la gente que es así, cada vez que veo eso me produce náuseas, esa tema está dentro de mí.

Podemos entenderlo mejor con este cuento zen:

Dos monjes zen iban cruzando un río. Se encontraron con una mujer muy joven y hermosa que también quería cruzar, pero tenía miedo. Así que un monje la subió sobre sus hombros y la llevó hasta la otra orilla.

El otro monje estaba furioso.
No dijo nada pero hervía por dentro.
Eso estaba prohibido.
Un monje budista no debía tocar una mujer y este monje no sólo la había tocado, sino que la había llevado sobre los hombros.

Recorrieron varias leguas.
Cuando llegaron al monasterio, mientras entraban, el monje que estaba enojado se volvió hacia el otro y le dijo:

-Tendré que decírselo al maestro.
Tendré que informar acerca de esto.
Está prohibido.

-¿De qué estás hablando? ¿Qué está prohibido? -le dijo el otro.

-¿Te has olvidado? Llevaste a esta hermosa mujer sobre tus hombros -dijo el que estaba enojado.

El otro monje se rió y luego dijo:
-Sí, yo la llevé. Pero la dejé en el río, muchas leguas atrás. Tú todavía la estás cargando…

Este monje que hace el juicio de lo malo que está haber tocado a una mujer es el que lleva el deseo dentro de él, por eso lo juzga en el otro pero no lo ve en él.

Así pasa en nuestra vida, nos cuesta entender cómo lo que juzgamos y cargamos en el tiempo está dentro de nosotros. Otra cosa muy distinta es tomar acción o tener una postura frente a algo y soltarlo, por ejemplo:

Veo que alguien está haciendo algo que no está bien socialmente y llamo a la policía y lo denuncio y hasta ahí va mi acción sin seguir pensando en el tema y cargándolo en mi mente todo el tiempo, lo suelto y sigo con la vida. Este juicio no está dentro de mi ya que no lo cargo y me es fácil soltarlo y no pensar más en él.

Todo lo que nos impacta y cargamos durante el tiempo tiene que ver con nosotros.

Es una gran oportunidad darnos cuenta de esto, es la mejor forma de crecer mirándonos en el otro y descubrir el mundo infinito de posibilidades de ver en el otro lo que no vemos en nosotros mismos!

Evita juzgar lo que juzgas, déjalo estar en ti y solo obsérvarlo amorosamente para ver que te muestra.

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