La práctica diligente de estas tecnologías permite el despliegue de capacidades como la clarividencia, despojada del misticismo que le rodea y empleada con fines prácticos para que deje de ser el privilegio de las personas que nacen con este don, y convertirse en un elemento más del potencial del hombre del siglo XXI.
Estas tecnologías actúan en el campo de la información, el más cercano a la Fuente, a la Creación misma y trabajan con un arsenal amplio de instrumentos: desde las ya famosas “secuencias numéricas sanadoras” hasta el uso de formas geométricas y otros símbolos que sirven de instrumentos para influenciar la realidad supuestamente «objetiva» y tratar todo tipo de problemas.